domingo, 22 de mayo de 2011

LA COMPRENSIÓN Y LA ESENCIA

La Esencia que cada uno de nosotros lleva en su interior, viene de arriba, del Cielo, de las estrellas. La preciosa Esencia maravillosa proviene de la Vía Láctea, la Galaxia en que vivimos, entra en este mundo y penetra en nuestro propio interior. Nuestros padres crearon el cuerpo apropiado para la recepción de esta Esencia que viene de las Estrellas.

Viviendo con intensidad la vida espiritual, sacrificándonos por nuestros semejantes, iremos elevando el grado de nuestra propia consciencia y entraremos a vivir en un mundo superior en el que regirán la sensibilidad y el amor.

Nosotros estamos viviendo en este plano por algún motivo, para algo, por algún factor especial. Es obvio, en nosotros hay muchos aspectos que tenemos que ver, estudiar y comprender, si es que en realidad deseamos saber algo sobre nosotros mismos, sobre nuestra propia vida. Pero hay unos pocos aspectos de nuestra personalidad que debemos conocer, comprender y trabajar.

Trágica es la existencia de aquel que muere sin haber conocido el motivo de su vida. Cada uno de nosotros debe descubrir por si mismo el sentido de su propia vida, aquello que lo mantiene prisionero en la cárcel del dolor.

Hay en cada uno de nosotros algo que nos amarga la vida y contra lo cual necesitamos enfrentarnos firmemente. No es indispensable que continuemos viviendo en la desgracia, es imprescindible reducir a polvareda cósmica eso que nos hace tan débiles e infelices.

De nada sirve engreírnos con títulos, honores, diplomas, dinero, vano racionalismo subjetivo, consabidas virtudes, etc. No debemos olvidar jamás que la hipocrecía y las tontas vanidades de la falsa personalidad, hacen de nosotros gentes torpes, rancias, retardatarias, reaccionarias, incapaces para ver lo nuevo.

La muerte tiene muchos significados, tanto positivos como negativos. Consideremos aquella magnífica observación de Cristo: "Que los muertos sepulten a sus muertos".Muchas gentes, aunque viven, de hecho están muertas para todo posible trabajo espiritual y por ello, para cualquier transformación íntima.

Son personas embotelladas entre sus dogmas y sus creencias. Gentes petrificadas en los recuerdos de muchos ayeres; individuos llenos de prejuicios ancestrales; personas esclavas del que dirán, espantosamente tibias, indiferentes, a veces "sabihondas" convencidas de estar en la verdad porque así se lo dijeron, etc. No quieren esas gentes entender que este mundo es un "gimnasio psicológico" mediante el cual sería posible aniquilar esa fealdad secreta que todos llevamos dentro.
Si esas pobres gentes comprendieran el estado tan lamentable en que se encuentran, temblarían de horror.

Sin embargo, estas personas piensan siempre de si mismas lo mejor; se jactan de sus virtudes, se sienten perfectas, bondadosas, serviciales, nobles, caritativas, inteligentes, cumplidoras de sus deberes, etc. La vida cotidiana es formidable como escuela que es, pero es absolutamente absurdo tomarla como un fin en si misma.

Quienes toman la vida como un fin en si misma, tal como se vive diariamente, no han comprendido la necesidad de vivir espiritualmente para lograr una transformación radical de ellos mismos y de la sociedad. Desgraciadamente el rebaño humano vive mecánicamente, nunca han oído decir algo sobre la vida espiritual, sobre el trabajo interior. Cambiar es necesario, pero las gentes no saben como cambiar; sufren mucho y ni siquiera saben porque sufren.


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