DESPYERTA
Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio.
viernes, 25 de julio de 2014
martes, 28 de mayo de 2013
El “apego”, una adicción de hoy.
Una de las principales causas de sufrimiento, en esta época, surge del apego a las personas o cosas. Vivimos en un mundo de “pegantes”, incapaces de aceptar que “nada es para siempre”. ¿Qué es el apego? Se lo preguntamos al psicólogo Walter Riso, en su última visita a Buenos Aires, con motivo de su libro “Desapegarse sin anestesia. Cómo soltarse de todo aquello que nos quita energía y bienestar” (Emecé).
“El apego es una vinculación mental y emocional, generalmente obsesiva, a objetos, ideas, personas o sentimientos, originada en la creencia de que ese vínculo proveerá, de manera única y permanente, placer, seguridad o autorrealización. Lejos de que así sea, somete a la esclavitud y a la pérdida de la identidad, en tanto uno se funde con el ‘pegante’ que lo domina”, dice Riso, quien cruza ideas del budismo zen con la terapéutica cognitiva. Y continúa: “Lo que define el apego no es tanto el deseo sino la incapacidad de renunciar a él, que no es otra cosa que renunciar al placer. Para los orientales, esto es una forma de adicción; para los occidentales, una manifestación de cariño por alguien, y reservamos la palabra adicción para las drogas o el alcohol. Ciertas dependencias conductuales no están vistas como patologías y resultan socialmente aceptables”.
Las pistas del apego
A las personas que amamos, a la aprobación social, a las posesiones materiales, a la moda, a la belleza, a las compras, a las ideas, a la virtud, a las emociones, a querer hacerlo todo bien, al trabajo, al pasado y la autoridad, a Internet o al dinero. No hace demasiado tiempo que aceptamos la ludopatía -como la adicción al juego- o hablamos de shoppingadicts o de workaholics. La lista se escribe con adicciones clasificadas pero hay varias fuera de registro, como la dependencia a la moda, a la belleza o al poder.
¿Cómo advierto que estoy “pegoteada” a la belleza? Puedo mentirme diciendo que cuido mi imagen, argumentar que soy como un auto al que mando al taller todos los años. Chapa y pintura, tunearlo un poco y cambiarle los amortiguadores por allá. Pero si el quirófano es mi segundo hogar, el gimnasio mi lugar en el mundo y la peluquería mi paraíso terrenal, habría que reflexionar y mirarse en el espejo. ¿Y si no me doy cuenta? Según Riso, hay cuatro pistas claras:
1) Un deseo insaciable hacia algo o alguien.
2) La pérdida del autocontrol frente al estímulo (por eso el apego corrompe, porque nos lleva a negociar con nuestra dignidad).
3) Un malestar exagerado cuando no podemos estar con el objeto o sujeto del apego, una descomposición como la abstinencia que siente un drogadicto, aunque sin químicos.
4) La persistencia en la conducta, a sabiendas de que es inadecuada y finalmente nefasta.
El desapego es lo opuesto; una relación no obsesiva que se nota cuando uno está preparado para la pérdida. Si lo tengo bien y sino también. Es un vínculo sin miedo, sin posesión, sin identificación; donde se es emocionalmente independiente: “A uno no se le ocurre pensar que su vida no tiene sentido si no tiene ese objeto o sujeto vinculantes. ‘Te amo pero puedo seguir adelante sin ti. Me va a doler, pero sigo’. Todas las letras de los boleros son altamente peligrosas para la salud mental: ‘Sin ti, no podré vivir jamás’ o ‘Es un castigo que no estés conmigo’. Si creo que no puedo vivir sin otro, soy un esclavo y ya tengo un amo, decían los griegos. Por eso el apego es una patología de la libertad. Cuando estás desapegado, sos libre, no pertenecés, participás con el otro”, diferencia .
Causas del apego
Según Riso, hay tres puertas de entrada al apego, y en esto coinciden tanto la investigación de línea dura como las corrientes espirituales:
1) El placer. Hay gente muy vulnerable al placer, más que hedonistas, son infantiles frente al placer. Tienen inmadurez emocional y baja tolerancia a la frustración. Es un infantilismo cognitvo que los lleva a hacer berrinches si no tienen su chupete.
2) El sentido de “impermanencia”. Vas por una calle y si ves un precipicio frenás porque sabés que te vas a caer: tenés incorporada la ley de la aceleración de la gravedad. Pero no nos ocurre lo mismo con la ley de la impermanencia, que es que las cosas pasan: este reloj va a ser chatarra dentro de 10 años; dentro de 100, todos los que estamos vivos vamos a estar muertos. Todo pasa y se transforma, nada es permanente. No saberlo es padecer lo que los budistas llaman la ignorancia básica. Si uno entendiera que las cosas son prestadas, que se acaban y son de paso, ni la muerte de un hijo te podría dañar… Pero busco señales y fuentes de seguridad compensatorias: ando con el salvavidas puesto todo el día para salvarme, en vez de aprender a nadar. Para compensar un déficit personal, busco a un hombre fuerte si soy débil y me apego a él, porque me da seguridad, siendo que la seguridad no existe.
3) La compulsión a crecer, a querer ser más; es la ambición desmedida. "No es que fijemos metas y al alcanzarlas las disfrutamos; es que queremos más: el auto, el yate… Ese crecimiento personal no es sostenido, en el sentido que parto de mis capacidades reales; quiero más y más. Y en Occidente la gente lo aplaude. Eres ambicioso, eres exitoso. Y eso se convierte en una fuente de apego”, dice Riso.
¿Cómo desapegarse?
En su libro, Riso propone varios ejercicios, pero el primer paso consiste en reconocer el apego y el segundo es querer el cambio y creer que cambiar te va a hacer pasar de un sufrimiento inútil a un sufrimiento útil.
“Para salir del sufrimiento hay que sufrir -continúa Riso-. El alejamiento es un duelo pero te va a hacer crecer y luego de seis meses puede lograrse. Durante el proceso hay una etapa de reflexión donde se distingue entre pasión armoniosa y pasión obsesiva: la diferencia es que con la obsesiva llegás a la meta con gastritis o insomnio porque, al llegar, lo que te interesa es el resultado. Con la armoniosa, vas apreciando el proceso, que es motivación intrínseca: la felicidad no está en la estación sino en la manera de viajar. Me despreocupo del resultado y disfruto el proceso.
Pero, ¿todos podemos “desapegaranos”?
“Sí, jamás atendí a un paciente que no pudiera desapegarse. Hay apegos culturales y, otros, genéticos: el apego a comer, dormir, estar vinculados a otros. Pero cualquier apego ‘normal’ se puede distorsionar: el apego a tomar agua puede volverse potomanía, o sea, eso de andar todo el día con la botellita bebiendo. Los vínculos ‘normales’ pueden transformarse en apegos. Cuando se llega a una situación límite, entonces aflora la valentía y el enfermo quiere curarse. Se advierte lo inútil y lo absurdo de ese apego. Otra técnica es fortalecerse: soy adicta al chocolate, compro uno, lo huelo y lo tiro. Me pruebo, compruebo mi resistencia. La frase mágica es ‘puedo vivir sin ti’. Cuando descubro eso, viene el cambio. Hay gente que necesita más o menos tiempo”, concluye Riso.
ENTREVISTA A WALTER RISO
En diálogo con Clarín Mujer, el psicólogo describió las causas, los síntomas y los efectos de una conducta característica de la época: el apego patológico.
“El apego es una vinculación mental y emocional, generalmente obsesiva, a objetos, ideas, personas o sentimientos, originada en la creencia de que ese vínculo proveerá, de manera única y permanente, placer, seguridad o autorrealización. Lejos de que así sea, somete a la esclavitud y a la pérdida de la identidad, en tanto uno se funde con el ‘pegante’ que lo domina”, dice Riso, quien cruza ideas del budismo zen con la terapéutica cognitiva. Y continúa: “Lo que define el apego no es tanto el deseo sino la incapacidad de renunciar a él, que no es otra cosa que renunciar al placer. Para los orientales, esto es una forma de adicción; para los occidentales, una manifestación de cariño por alguien, y reservamos la palabra adicción para las drogas o el alcohol. Ciertas dependencias conductuales no están vistas como patologías y resultan socialmente aceptables”.
Las pistas del apego
A las personas que amamos, a la aprobación social, a las posesiones materiales, a la moda, a la belleza, a las compras, a las ideas, a la virtud, a las emociones, a querer hacerlo todo bien, al trabajo, al pasado y la autoridad, a Internet o al dinero. No hace demasiado tiempo que aceptamos la ludopatía -como la adicción al juego- o hablamos de shoppingadicts o de workaholics. La lista se escribe con adicciones clasificadas pero hay varias fuera de registro, como la dependencia a la moda, a la belleza o al poder.
¿Cómo advierto que estoy “pegoteada” a la belleza? Puedo mentirme diciendo que cuido mi imagen, argumentar que soy como un auto al que mando al taller todos los años. Chapa y pintura, tunearlo un poco y cambiarle los amortiguadores por allá. Pero si el quirófano es mi segundo hogar, el gimnasio mi lugar en el mundo y la peluquería mi paraíso terrenal, habría que reflexionar y mirarse en el espejo. ¿Y si no me doy cuenta? Según Riso, hay cuatro pistas claras:
1) Un deseo insaciable hacia algo o alguien.
2) La pérdida del autocontrol frente al estímulo (por eso el apego corrompe, porque nos lleva a negociar con nuestra dignidad).
3) Un malestar exagerado cuando no podemos estar con el objeto o sujeto del apego, una descomposición como la abstinencia que siente un drogadicto, aunque sin químicos.
4) La persistencia en la conducta, a sabiendas de que es inadecuada y finalmente nefasta.
El desapego es lo opuesto; una relación no obsesiva que se nota cuando uno está preparado para la pérdida. Si lo tengo bien y sino también. Es un vínculo sin miedo, sin posesión, sin identificación; donde se es emocionalmente independiente: “A uno no se le ocurre pensar que su vida no tiene sentido si no tiene ese objeto o sujeto vinculantes. ‘Te amo pero puedo seguir adelante sin ti. Me va a doler, pero sigo’. Todas las letras de los boleros son altamente peligrosas para la salud mental: ‘Sin ti, no podré vivir jamás’ o ‘Es un castigo que no estés conmigo’. Si creo que no puedo vivir sin otro, soy un esclavo y ya tengo un amo, decían los griegos. Por eso el apego es una patología de la libertad. Cuando estás desapegado, sos libre, no pertenecés, participás con el otro”, diferencia .
Causas del apego
Según Riso, hay tres puertas de entrada al apego, y en esto coinciden tanto la investigación de línea dura como las corrientes espirituales:
1) El placer. Hay gente muy vulnerable al placer, más que hedonistas, son infantiles frente al placer. Tienen inmadurez emocional y baja tolerancia a la frustración. Es un infantilismo cognitvo que los lleva a hacer berrinches si no tienen su chupete.
2) El sentido de “impermanencia”. Vas por una calle y si ves un precipicio frenás porque sabés que te vas a caer: tenés incorporada la ley de la aceleración de la gravedad. Pero no nos ocurre lo mismo con la ley de la impermanencia, que es que las cosas pasan: este reloj va a ser chatarra dentro de 10 años; dentro de 100, todos los que estamos vivos vamos a estar muertos. Todo pasa y se transforma, nada es permanente. No saberlo es padecer lo que los budistas llaman la ignorancia básica. Si uno entendiera que las cosas son prestadas, que se acaban y son de paso, ni la muerte de un hijo te podría dañar… Pero busco señales y fuentes de seguridad compensatorias: ando con el salvavidas puesto todo el día para salvarme, en vez de aprender a nadar. Para compensar un déficit personal, busco a un hombre fuerte si soy débil y me apego a él, porque me da seguridad, siendo que la seguridad no existe.
3) La compulsión a crecer, a querer ser más; es la ambición desmedida. "No es que fijemos metas y al alcanzarlas las disfrutamos; es que queremos más: el auto, el yate… Ese crecimiento personal no es sostenido, en el sentido que parto de mis capacidades reales; quiero más y más. Y en Occidente la gente lo aplaude. Eres ambicioso, eres exitoso. Y eso se convierte en una fuente de apego”, dice Riso.
¿Cómo desapegarse?
En su libro, Riso propone varios ejercicios, pero el primer paso consiste en reconocer el apego y el segundo es querer el cambio y creer que cambiar te va a hacer pasar de un sufrimiento inútil a un sufrimiento útil.
“Para salir del sufrimiento hay que sufrir -continúa Riso-. El alejamiento es un duelo pero te va a hacer crecer y luego de seis meses puede lograrse. Durante el proceso hay una etapa de reflexión donde se distingue entre pasión armoniosa y pasión obsesiva: la diferencia es que con la obsesiva llegás a la meta con gastritis o insomnio porque, al llegar, lo que te interesa es el resultado. Con la armoniosa, vas apreciando el proceso, que es motivación intrínseca: la felicidad no está en la estación sino en la manera de viajar. Me despreocupo del resultado y disfruto el proceso.
Pero, ¿todos podemos “desapegaranos”?
“Sí, jamás atendí a un paciente que no pudiera desapegarse. Hay apegos culturales y, otros, genéticos: el apego a comer, dormir, estar vinculados a otros. Pero cualquier apego ‘normal’ se puede distorsionar: el apego a tomar agua puede volverse potomanía, o sea, eso de andar todo el día con la botellita bebiendo. Los vínculos ‘normales’ pueden transformarse en apegos. Cuando se llega a una situación límite, entonces aflora la valentía y el enfermo quiere curarse. Se advierte lo inútil y lo absurdo de ese apego. Otra técnica es fortalecerse: soy adicta al chocolate, compro uno, lo huelo y lo tiro. Me pruebo, compruebo mi resistencia. La frase mágica es ‘puedo vivir sin ti’. Cuando descubro eso, viene el cambio. Hay gente que necesita más o menos tiempo”, concluye Riso.
ENTREVISTA A WALTER RISO
En diálogo con Clarín Mujer, el psicólogo describió las causas, los síntomas y los efectos de una conducta característica de la época: el apego patológico.
Transformar nuestras maldiciones en bendiciones.
Existe un secreto para transformar nuestras maldiciones en bendiciones.
En momentos de dificultad, no es suficiente decir solamente: “Está todo bien”, o “Esto es para bien”.
El trabajo espiritual es buscar el tesoro en la situación que parece un desastre.
Puede tomar tiempo, pero si eres persistente en tu búsqueda, descubrirás las bendiciones ocultas transformando de ese modo la maldición.
La diferencia
La diferencia entre vivir desde el alma y vivir sólo desde el ego radica en tres cosas: la habilidad de percibir y aprender nuevas maneras, la tenacidad de atravesar senderos turbulentos y la paciencia de aprender el amor profundo con el tiempo.
Sería un error pensar que se necesita ser un héroe endurecido para lograrlo. No es así. Se necesita un corazón que esté dispuesto a morir y nacer y morir y nacer una y otra vez.
"Mujeres que Corren con los Lobos"
por Clarissa Pinkola
martes, 24 de enero de 2012
El adiestramiento y la purificación de la mente
Las seis paramitas o perfecciones principales:
La generosidad, la ética, la paciencia, el esfuerzo, la concentración y la sabiduría.
Del libro “Como un relámpago ilumina la noche”. Dalai Lama.
El adiestramiento y la purificación de la mente es un proceso gradual. Nos purificamos eliminando primero los defectos mayores y desarrollamos las buenas cualidades expandiendo las pocas que tengamos.
Primero, líbrate del mal;
luego líbrate del ego;
al final, líbrate de los pensamientos.
Quien conoce esto es sabio.
Sólo puedes obtener una vida humana evitando los actos no virtuosos que conducen a nacer en los reinos inferiores del Samsara.
“Luego, líbrate del ego”. Tras haber puesto término a los actos negativos, debes abandonar sus causas: las emociones negativas.
“Al final, líbrate de los pensamientos”. Para alcanzar el despertar no basta con eliminar las emociones negativas y sus causas, también es indispensable deshacerse de los hábitos que oscurecen el conocimiento. La vía que conduce a todo ello es la sabiduría que reconoce la falta de realidad de los fenómenos.
“Quien conoce esto es sabio” se refiere a los que conocen las diferentes etapas del camino y sus puntos esenciales, y saben practicarlas respetando escrupulosamente el orden correcto para alcanzar la completa realización. Es importante, por tanto, saber practicar correctamente, sin contentarse con un conocimiento vago o parcial del camino.
Si queremos ayudar a los demás seres, debemos ser capaces de liberarlos del sufrimiento y disipar su ignorancia, haciendo que nazca en ellos la realización de la vacuidad. Esto significa que necesitamos alcanzar la verdadera realización, y esto sólo podemos lograrlo con esfuerzo y el desarrollo de la “visión clara” y “la calma mental”.
Dalai Lama
La generosidad, la ética, la paciencia, el esfuerzo, la concentración y la sabiduría.
Del libro “Como un relámpago ilumina la noche”. Dalai Lama.
El adiestramiento y la purificación de la mente es un proceso gradual. Nos purificamos eliminando primero los defectos mayores y desarrollamos las buenas cualidades expandiendo las pocas que tengamos.
Primero, líbrate del mal;
luego líbrate del ego;
al final, líbrate de los pensamientos.
Quien conoce esto es sabio.
Sólo puedes obtener una vida humana evitando los actos no virtuosos que conducen a nacer en los reinos inferiores del Samsara.
“Luego, líbrate del ego”. Tras haber puesto término a los actos negativos, debes abandonar sus causas: las emociones negativas.
“Al final, líbrate de los pensamientos”. Para alcanzar el despertar no basta con eliminar las emociones negativas y sus causas, también es indispensable deshacerse de los hábitos que oscurecen el conocimiento. La vía que conduce a todo ello es la sabiduría que reconoce la falta de realidad de los fenómenos.
“Quien conoce esto es sabio” se refiere a los que conocen las diferentes etapas del camino y sus puntos esenciales, y saben practicarlas respetando escrupulosamente el orden correcto para alcanzar la completa realización. Es importante, por tanto, saber practicar correctamente, sin contentarse con un conocimiento vago o parcial del camino.
Si queremos ayudar a los demás seres, debemos ser capaces de liberarlos del sufrimiento y disipar su ignorancia, haciendo que nazca en ellos la realización de la vacuidad. Esto significa que necesitamos alcanzar la verdadera realización, y esto sólo podemos lograrlo con esfuerzo y el desarrollo de la “visión clara” y “la calma mental”.
Dalai Lama
jueves, 3 de noviembre de 2011
El Fin Del Sufrimiento
He descubierto que es posible no sufrir, incluso en medio de la adversidad. Me ha llevado mucho tiempo llegar “conseguirlo”. Yo creo que necesitamos un montón de tiempo y un montón de sufrimiento en este plano terrenal para alcanzar un lugar de verdadera rendición. Creo que por eso vinimos aquí.
Ángeles nacidos en el infierno
Pienso que “ser/estar” aquí es el honor más alto; como ser admitido en la universidad con mayor reputación, y no creo que graduarse con un Doctorado en la Maestría de la Vida ocurra sólo a la hora de nuestra muerte física.
Creo que nos graduamos con nuestro doctorado en la Maestría de la Vida cuando decidimos que ya hemos tenido bastante sufrimiento y entonces elegimos calzar nuestros Zapatos de Dios.
Un ángel nacido en el infierno tiene una misión, y esa misión es:
1. Recordar quién es.2. Calzarse sus Zapatos de Dios.3. Anclar el Cielo en la Tierra.4. Ayudar a otros a hacer lo mismo.
¿Cómo Recordar Quién Eres?
Primero sufres. El sufrimiento te obliga a cuestionarte tu vida. Una vez que empiezas a cuestionar tu sufrimiento te encuentras queriendo estar más en calma. Quieres pasar más tiempo en soledad. Empiezas a abrazar la naturaleza como un sagrado elixir de vida. Empiezas a escuchar realmente. Empiezas a respirar de modo más profundo. Empiezas a prestar atención. Sientes la urgencia de crear. Todo esto parece provocar incluso más sufrimiento. Eso es bueno. Te estás haciendo real. Aquí es donde la mayoría de las personas lo dejan. Mojan el dedo del pie en le agua, la encuentran demasiado helada y vuelven a sus cómodas sillas enfrente de la chimenea. Pelar las capas de la ilusión duele. No puedes saltártelo. Para acabar con el sufrimiento, debemos deshacer lo que ha sido hecho. Debemos aceptar, dejar marchar, vivir el momento y finalmente rendirnos al lugar dentro de nosotros que sabemos que es nuestro verdadero hogar, no importa cuál sea el costo. Nos rendimos al amor.
¿Cómo te Calzas tus Zapatos de Dios?
Te calzas tus Zapatos de Dios cuando te permites lo suficiente del Paso Uno para moverte a través de ti y purificar toda tu oscuridad y tus viles demonios. Sabes que es momento de calzar tus nuevos zapatos cuando el único sufrimiento que estás experimentando es el dolor de no reconocer todo lo que has llegado a saber y experimentar. Todavía eres un ángel nacido en el infierno que ahora ha llegado a aceptar completamente su misión sagrada aquí, a pesar de y debido al mundo que sufre y a las masas que te habrían perseguido por reclamar un lugar tan Divino. Y aún así… es la senda Divina desplegada para Todos los que elijan seguirla.
¿Cómo Anclar el Cielo en la Tierra?
Tú estás de pie con la cabeza alta en tus Zapatos de Dios e irradias el poder total de la Paz que has conseguido dentro de ti. Has recordado tu verdadero hogar; has purificado tu mente de todo lo que te mantenía creyendo que estabas separado de cualquier cosa. Has aceptado todas y cada una de las cosas sobre lo que es ser humano y ser/estar aquí. No has dejado tus alas. Simplemente has añadido un par de zapatos realmente geniales. Has fusionado tu cuerpo celestial con tu cuerpo físico y has dejado ir toda separación. ¡Tú anclas el cielo en la tierra simplemente al andar por este mundo sabiendo quién eres realmente!
¿Cómo Ayudas a Otros a Hacer lo Mismo?
Cuando te encuentren –y lo harán si estás en tus Zapatos de Dios- hazles una simple pregunta…
¿Estás preparado para acabar con tu sufrimiento ahora?
Si la respuesta es sí, entonces, humildemente muéstrales la puerta a su libertad. Eso es todo lo que puedes hacer. Lo mucho que debes hacer o todavía sufrirás. Puedes mostrarles la puerta, pero cruzar el umbral es su elección. Muchos correrán atrás y adelante. Tú conoces su miedo, diles que está bien. Tú lo entiendes, porque tú también lo hiciste. Simplemente permanece como una presencia de Paz para los otros, animándoles a levantarse cuando caigan. No bajes allí con ellos…no, no. No hagas eso. No porque ahora estés por encima de todo sufrimiento, sino porque tú quieres libertad para Todos más que cualquier otro deseo que guardes en tu corazón.
Sabes que a través de esa salida existe un mundo enteramente nuevo. Ese mundo es Amor, y ese amor en infinitamente incluyente. No le haces un favor a nadie volviendo al mundo de la separación para salvar a alguien. Todo lo que estarías haciendo sería negarles su opción de ser libres.
Al final, todos los ángeles nacidos en el infierno tienen la oportunidad de crear el cielo en la tierra. Es la misión más valiente, y el final del sufrimiento te lleva a Casa.
Copyright 2011 Heather Fraser — www.sacredscribe.com Pueden hacer copias de estos artículos y distribuirlos en cualquier medio informativo mientras no hagan cambios, den los créditos a la autora y figure este derecho de copia y la dirección de la página web.
Sobre Heather Fraser
Heather Fraser ha renunciado a todos los títulos, etiquetas, definiciones, y cualquier ilusión de quien ella cree que es. Ahora vive en un estado de lo que a ella le gusta llamar La Belleza de Ser, en donde está transformando y empoderando vidas a través del arte y la práctica de simplemente ser uno con la vida.
La Broma Cósmica
No hay truco para vivir en el momento presente. No tiene que ser un asunto largo, demarcado. Ni siquiera necesitamos etiquetarlo como un “viaje espiritual”. De hecho, el término viaje espiritual es una contradicción ridícula. No se requiere de un “viaje” para alcanzar el momento presente, y el momento presente es lo único verdaderamente espiritual o real que existe.
Puede accederse a él inmediatamente. No tienes que tomar un curso para aprender cómo hacerlo. No necesitas que un gurú de lleve allí. No necesitas cantar, o recitar el “om”, o volverte vegetariano para experimentarlo. No tienes que rasurar tu cabeza, quemar incienso, llevar cristales, o vivir una vida de renunciación para llegar allí.
Y aunque no hay nada malo en hacer estas cosas, si las estás hacienda porque piensas que te harán “más espiritual” – piensa otra vez. No será así.
El momento presente solamente es. Y es para todos si estamos dispuestos a simplemente NOTARLO.
El momento presente solamente es. Y es para todos si estamos dispuestos a simplemente NOTARLO.
En resumen, todos simplemente queremos ser felices, sentirnos satisfechos, y sentirnos amados. Nos ponemos en increíbles y frecuentemente dolorosos giros en un intento por conseguir este honesto anhelo en nuestros corazones, cuando todo lo que necesitamos hacer es simplemente sentir ese anhelo y dejar que nos lleve al hogar.
Hogar para el Alma…
Hogar para el momento presente…
Hogar para la Belleza de Ser…
Hogar para el momento presente…
Hogar para la Belleza de Ser…
Esto es vivir el momento presente, y es el único lugar en donde seremos capaces de cumplir nuestro deseo de genuina felicidad, alegría, y amor, porque el único lugar en el que existen es en el interior, y cuando estamos viviendo desde allí, estamos viviendo el momento presente.
Es verdad que frecuentemente nos toma a muchos de nosotros toda una vida entera de viajes y caídas para llegar a darnos cuenta de esto, pero eso no convierte nuestra vida en un “viaje espiritual”. Una descripción más honesta sería “¡el berrinche del sordo, ciego y testarudo ego!”
El Espíritu está justo allí todo el tiempo. La puerta hacia el deseo de nuestros corazones siempre está allí, y siempre está abierta. Es la astuta, fuerte y manipuladora voz de nuestro ego la que seguimos escuchando, la cual también, desafortunadamente, es todavía la voz dominante de nuestra conciencia masiva, aunque está cambiando rápidamente ahora. No es difícil ver cómo hemos sido llevados tan fácilmente a descarriarnos de nuestra fuente… nuestra alma.
Convertirse en real, en natural y auténtico, requiere de la comprensión y la experiencia de quienes somos realmente, y lo que somos realmente es Espíritu.
En mi propia vida, frecuentemente se ha sentido como vivir esta verdad en un mundo aún profundamente enredado en la mente del ego, ha sido como intentar voltear el Titanic. Ha sido como tratar de nadar contra corriente. Pero de lo que he llegado a darme cuenta es las aparentes penurias, cansancio, e increíble resistencia que parecieran requerirse para alcanzar la Belleza de Ser han sido simplemente la resistencia mental de mi ego a caminar a través de esa puerta abierta que el Espíritu me ha mantenido abierta desde siempre. Siempre tuve acceso inmediato. Nunca se requirió un largo y difícil viaje.
En mi propia vida, frecuentemente se ha sentido como vivir esta verdad en un mundo aún profundamente enredado en la mente del ego, ha sido como intentar voltear el Titanic. Ha sido como tratar de nadar contra corriente. Pero de lo que he llegado a darme cuenta es las aparentes penurias, cansancio, e increíble resistencia que parecieran requerirse para alcanzar la Belleza de Ser han sido simplemente la resistencia mental de mi ego a caminar a través de esa puerta abierta que el Espíritu me ha mantenido abierta desde siempre. Siempre tuve acceso inmediato. Nunca se requirió un largo y difícil viaje.
Mi mente del ego se había resistido, porque si caminaba a través de esa puerta, entonces mi ego y mi alma se unirían, se volverían Uno, y mi mente del ego odia absolutamente el hecho de dejar de ser especial, singular, jefe y superior. Patearía, gritaría, pelearía, incluso crearía enfermedades o accidentes para seguir en su conocido y familiar, y tan aburrido mundo centrado en el drama.
De lo que no se da cuenta es de que una vez que cruza ese umbral hacia el desconocido y misterioso mundo del Espíritu, finalmente se siente en casa. Finalmente se siente unido. Puede finalmente dejar ir, confiar y relajarse. Puede finalmente sentirse humilde en lugar de especial. Puede finalmente sentirse pleno, porque el mundo del Espíritu es pleno, es infinito, es creación, es todo. Es puro Ser, y es hermoso.
Cuando tomamos una elección de rendirnos y dejar ir, cuando decidimos dejar que La Voluntad Del Espíritu Se Hará, cuando finalmente hayamos tenido suficiente de la vida de la manera difícil y pidamos al Espíritu que nos ayude, se vuelve aparente y obviamente claro cómo, como niños consentidos y berrinchudos, nos hemos negado a escuchar el consejo de nuestros padres y de repente nos hemos dado cuenta de cuánto hemos sufrido a causa de eso. Después simplemente se vuelve una graciosa broma cósmica, que si verdaderamente dejamos ir y nos rendimos, somos capaces de reír, y reír, y reír hasta llorar de la ridícula y absurda manera en la que hemos justificadamente mantenido nuestras inmaduras convicciones e ilusiones de Mi Voluntad Se Hará. Como si así fuera.
Si. Es la mayor broma jamás hecha. ¡No olvides reírte de ti mismo camino a casa! Eso es otra cosa en cuanto a vivir en el momento presente… nada es nunca tan serio.
Heather Fraser
Traducción de Marcela Arellano
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