Un esquema para aprender a desmontar el sistema de creencias que limitan nuestra existencia, para sanar y desarrollarnos espiritualmente
Contexto: El ser humano nace con la capacidad de soñar y los seres humanos que nos preceden de manera inconsciente nos enseñan a soñar de la forma como lo establece la sociedad, es así como la información o parámetros del sueño externo o del inconsciente colectivo se impone al sueño interno, generando el sistema de creencias que controla nuestra existencia.
¿Cuál es el punto de partida?
El niño por su inocencia y su deseo de aprender cree en lo que dice el adulto, en particular en aquellas personas más cercanas como la mamá, papá, profesor y familiares, su fe en ellos es tan fuerte que el sistema de creencias que éstos le transmiten comienza a controlar el sueño de su existencia. Como el niño no escoge esas creencias a veces se rebela contra ellas, pero debido a su relativa debilidad de carácter tiene que claudicar a su rebelión y aceptar sumiso el modelo de creencias impuestas, todo ello para lograr la aprobación de los demás.
¿Cómo se impone y opera el modelo?.
El ser humano en su infancia es domesticado como a un animal, de manera maniquea, es decir, mediante el sistema de recompensa y castigo. Cuando complacemos a la mamá o al papá nos dicen ?eres un niño o un niña buena», en caso contrario eres ?una niña o un niño malo?; cuando acatamos las reglas nos premian y cuando las incumplíamos hay castigo. Con el tiempo surge la necesidad de captar la atención de los demás para conseguir nuestra recompensa, es decir la aceptación y la aprobación de los demás; ¡como si ellos tuvieran la potestad para permitirnos existir!
El sueño externo nos enseña a cómo ser un ser humano, nos enseña que tenemos que aprender hacer para tener, porque entre más tenga más soy, da los parámetros de lo que es ser «mujer» y de lo que es ser «hombre», nos enseña a juzgar, por eso nos juzgamos a nosotros mismos y a los demás.
Cuando recibíamos un premio nos sentíamos bien por eso continuamos haciendo lo que los demás quieren que hagamos. Debido al miedo de ser castigados y a no recibir la recompensa (léase aceptación), empezamos a fingir que SOMOS O LO QUE NO SOMOS, para complacer a los demás.
¿Cuál es el resultado?
El proceso de domesticación hace que perdamos nuestra naturalidad; cuando crecemos a veces nos rebelábamos para defender nuestra libertad, pero terminamos claudicando a costa de nuestra auto confianza y nuestra autonomía, y hace que nos convirtamos en una copia de las creencias de los demás.
Por otra parte, el sistema de creencias impuesto comienza a operar como si fuera un Código o una Ley que gobierna nuestra mente, en ella basamos todos nuestros juicios aun que vayan en contra de nuestra naturaleza; dicho Código o Ley condiciona nuestro sueño interno, y en nuestra mente hay algo que juzga todo y a todos
El Juez interno utiliza el Código o la Ley para juzgar lo que hacemos y dejamos de hacer, lo que pensamos y lo que dejamos de pensar, lo que sentimos y no sentimos. Cuando hacemos algo que está en contra del Código o Ley, surge el Juez que nos dice que somos culpables, que debemos ser castigados, y nos hace sentir avergonzados.
El Código o Ley existe en nuestra mente y creemos en ella, el Juez interno todo lo basa en ella, lo que ponga en tela de juicio nuestras creencias nos hace sentir inseguros, aunque el Código o Ley esté equivocada. Al incumplir las reglas del Código o la Ley se abren las heridas emocionales y reaccionamos segregando veneno emocional.
El Juez decreta y la Víctima sufre la culpa, experimenta el castigo y carga con la culpa, el reproche y la vergüenza; la parte de nosotros que recibe el juicio o veredicto es la que llamamos «la Víctima».
Respecto al castigo conviene señalar que el ser humano debido a su memoria, es el único ser que paga innumerables veces por el mismo error, lo cual está en contravía de unos de los principios del derecho. Cuando nos equivocamos nos juzgamos a nosotros mismos, nos declaramos culpables y nos castigamos; cuando volvemos a recordar o las personas cercanas nos recuerdan la equivocación y sus implicaciones, volvemos a juzgamos y a considerarnos culpables, nos castigarnos una y otra vez, o utilizamos a otras personas para que nos maltraten, de esta manera desarrollamos comportamientos sado masoquistas.
¿Cuál es la situación de la sociedad actual?
Si comparamos el sueño de la sociedad humana con el Infierno descrito por las diferentes religiones del mundo podemos concluir que son iguales. Para las religiones el Infierno es un lugar de castigo, donde se experimenta dolor y sufrimiento, un lugar donde la persona es quemada por el fuego, por lo tanto genera miedo, porque nadie quiere ser castigado.
Por otra parte, la mayoría de los habitantes de esta aldea global o cósmica experimentamos sentimientos de ira, celos, odio o envidia que son las llamas del fuego interno, lo cual es equivalente a vivir en el infierno. Es preciso señalar que el demonio o diablo que gerencia el infierno del que hablan las religiones tiene una imagen matizada de seducción y repulsión, en cambio el demonio mental es difícil de tipificar, los hindúes por su parte lo muestran con diez cabezas (cinco que representan los vicios del hombre y las otras cinco los de la mujer), es decir las dos medias naranjas, y lo llaman maya, debe ser porque es como una malla o una medusa que obnubila, asfixia y mata la posibilidad de la auto realización espiritual.
Aunque cada hombre o mujer tiene su sueño personal, éste es controlado por el miedo al igual el sueño social, debido a que forjamos nuestro sueño personal en el marco de los prejuicios del infierno externo. Debido a que corremos el riesgo de que nuestro sueño personal se convierta en una pesadilla, dejamos de soñar y quedamos a merced de las circunstancias, por eso vivimos y experimentamos un estado de miedo constante.
¿Por qué buscamos la verdad, la justicia y la belleza?
A pesar de vivir en el infierno, de una u otra forma, la humanidad siempre ha estado en la búsqueda de la verdad, la justicia y la belleza. Buscamos la verdad porque creemos en la falsedad almacenada en la mente; buscamos la justicia porque no existe en el sistema de creencias predominantes; buscamos la belleza porque no encajamos en el modelo diseñado por la sociedad.
La paradoja que hay detrás de la búsqueda es que buscamos a fuera lo que está dentro de nosotros, pero como no creemos en nosotros no la podemos encontrar. Los acuerdos y creencias almacenados en nuestra mente empañan la visión y no nos permiten ver, por eso nos aseguramos de siempre tener la razón y de que los demás están equivocados; como confiamos en creencias basadas en el sufrimiento, la inseguridad y la intranquilidad consideramos que la belleza o perfección no existen.
Hemos aprendido a vivir intentando satisfacer las exigencias de los demás, hemos aprendido a vivir de acuerdo con los puntos de vista de los demás por miedo a no ser aceptados y a no ser lo suficientemente buenos para los demás. Al tratar de ser lo suficientemente buenos para ellos, creamos una imagen de perfección en la que no encajamos porque no es real, por eso nunca seremos perfectos.
Como no somos perfectos nos rechazamos a nosotros mismos; el grado de rechazo depende de la fuerza impuesta por los adultos para romper nuestra integridad. La domesticación conlleva a que además de tener que ser bueno para los demás, no soy lo suficientemente bueno para mí mismo, porque nuestra propia imagen de perfección no encaja en la imagen impuesta por el modelo social. Entonces nos resulta imposible perdonarnos por no ser lo que deseamos ser, mejor dicho, por no ser quien creemos que debemos ser, no podemos perdonarnos por no ser perfectos, por eso terminamos adorando nuestras propias imágenes de perfección.
¿Cuál es la causa de la baja auto estima?
Como sabemos que no somos lo que creemos que debemos ser nos sentimos falsos, frustrados y deshonestos. Intentamos ocultarnos y fingimos ser lo que no somos, eso genera el sentimiento de falta de autenticidad y la necesidad de utilizar máscaras sociales para evitar que los demás nos descubran, hay miedo a que alguien descubra lo que no somos o lo que pretendemos ser. Juzgamos a los demás según nuestra propia imagen de la perfección, y naturalmente nuestras expectativas se frustran generando rabia y desaprobación.
Nos deshonramos a nosotros mismos sólo para complacer a otros,podemos incluso lacerar el cuerpo con el fin de lograr la aceptación de los demás. El adolescente que se droga para evitar ser rechazado no se da cuenta que el problema está en la falta de auto aceptación.
Por no ser como creemos que debemos ser los seres humanos nos auto castigamos sin cesar. El maltrato y la manera de auto juzgarnos cuando cometemos un error es muy fuerte, delante de los demás intentamos negar y ocultar el error, y tan pronto como estamos solos el Juez se vuelve duro y el reproche es tan fulminante que nos sentimos estúpidos, inútiles o indignos.
En la vida nadie te ha maltratado tanto como lo hace tu juez interno, el mayor maltrato que toleras de otra persona es exactamente igual al que te sometes tú mismo. Si alguien te maltrata un poco más de lo que te maltratas lo más probable es que te alejes de esa persona. Pero si alguien te maltrata menos de lo que tú mismo sueles hacerlo, lo más seguro es que lo toleres y continúes siempre con esa relación.
Cuando estamos acostumbramos a castigarnos de manera exagerada es posible que incluso toleremos a la persona que nos agrede físicamente, que nos humilla o nos trata como basura. ¿Por qué? Porque, porque de acuerdo a nuestro sistema de creencias podemos decirnos: ?me lo merezco por ser lo que soy?, ?esta persona me hace el favor de permanecer conmigo, pues, no soy digno de amor ni de respeto?; ?no soy lo suficientemente bueno/na?.
Buscamos que los demás nos acepten y nos amen, pero nos resulta imposible aceptarnos y amarnos a nosotros mismos.
A mayor autoestima menor será el maltrato que nos generemos o aceptemos. El abuso de uno mismo nace del auto rechazo, y éste a su vez depende de la imagen que tenemos de lo que significa ser perfecto y de la imposibilidad de alcanzar ese ideal. Nuestra imagen de perfección impuesta es la razón de nuestro auto rechazo; por eso no nos aceptamos a nosotros mismos como somos, ni aceptamos a los demás como son.
¿Porque nos resistimos a la vida?
La incongruencia entre la naturaleza del ser y el modelo social impuesto es el motivo por el que nos resistimos a la vida. En la actualidad el mayor miedo posiblemente no es a la muerte si no a la vida, por eso la vida ha perdido valor, (te matan por un celular o te matas porque te dejaron de mirar). Arriesgarse a vivir, correr el riesgo de estar vivos y expresar lo que realmente somos es el mayor reto que tenemos que enfrentar.
Para salir del laberinto en el que caímos y volver a ser felices tenemos que liberarnos del patrón opresor de las creencias impuestas por el inconsciente colectivo; para eso necesitamos confiar en que hay un modelo de creencias enmarcado en la verdad; la dignidad; la auto valoración, la auto confianza, el equilibrio, la belleza y la esperanza, el cual es promovido por el Ser Verdadero que enseña la verdad, a través del medio verdadero, en el lugar verdadero, en el momento verdadero, ?o sea DIOS.
Tomado del libro ?Los Cuatro Acuerdos de Miguel Ruíz, y las enseñanzas de la Meditación Raja Yoga, de la organización Brahma Kumaris.
Favorito CompartirTwitter
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.