domingo, 16 de mayo de 2010

No hay soledad más grande que la que siente el corazón sin amor, pero no hay satisfacción mayor que la de un corazón que ama y puede hacer a otros amar por igual. El que siente el amor se consuela, pero el que enseña a amar se glorifica. El que recibe un servicio agradece, pero el que lo da se santifica.

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