miércoles, 11 de agosto de 2010

‎"ESTÁTE ALERTA...SÉ CONCIENTE...-♥ Osho"

La sociedad nunca te enseña a estar alerta...
¿Por qué el hombre reprime tanto y se vuelve enfermizo? Porque la sociedad te enseña a controlar, no a transformar, y el camino de la transformación es totalmente diferente. Para algunas cosas, no es en absoluto una manera de control, es precisamente lo opuesto.

Lo primero: al controlar tú reprimes, en la transformación expresas.

Pero no hay necesidad de expresar sobre alguien más, porque el “otro” es simplemente irrelevante. La próxima vez que te sientas enojado ve y corre alrededor de la casa siete veces, y después siéntate debajo de un árbol y observa dónde ha ido el enojo. Tú no lo has reprimido, no lo has controlado, no se lo has arrojado a alguien más -porque si lo lanzas a otro se crea una cadena, debido a que el otro es tan tonto como tú, tan inconsciente como tú. Si lo lanzas a otro, y si el otro es una persona iluminada, no habrá problema; él te ayudará a arrojarlo y liberarlo y a pasar por una catarsis. Pero el otro es tan ignorante como tú; si le lanzas enojo él reaccionará. Él te lanzará más enojo, él está tan reprimido como tú. Entonces se hace una cadena: tú se lo lanzas a él, él te lo lanza a ti, y ambos se vuelven enemigos.

No se lo arrojes a nadie. Es igual que cuando sientes ganas de vomitar: tú no vas y vomitas sobre alguien. La cólera necesita un vómito. ¡Tú vas al cuarto de baño y vomitas! Limpia el cuerpo entero -si reprimes el vómito será peligroso, y cuando hayas vomitado te sentirás fresco, te sentirás liberado de un peso, descargado, bien, sano. Algo estaba mal en el alimento que tomaste y el cuerpo lo rechaza. No continúes forzándolo dentro.

La cólera es sólo un vómito mental. Algo que has tomado está mal y todo tu ser psíquico desea arrojarlo, pero no hay necesidad de arrojarlo sobre alguien.

Como la gente lo arroja sobre otros, la sociedad les dice que lo controlen.

No hay necesidad de arrojar cólera sobre nadie. Tú puedes ir a tu cuarto de baño, puedes dar una larga caminata -que quiere decir que algo en el interior necesita una rápida actividad para que sea liberado. Sólo trota un poco y sentirás que está liberado, o toma una almohada y golpea la almohada, lucha con la almohada, y muerde la almohada hasta que las manos y los dientes estén relajados. En el transcurso de una catarsis de cinco minutos te sentirás descargado, y una vez que conoces esto nunca lo arrojarás sobre nadie porque eso es absolutamente estúpido.
La primera cosa en la transformación entonces es expresar la cólera, pero no sobre otro, porque si tú la expresas sobre otro no puedes expresarla totalmente. Puede que te guste matar, pero no es posible; puede que te guste morder, pero no es posible. Pero eso se le puede hacer a una almohada. Una almohada quiere decir “ya iluminado”; la almohada está iluminada, es un buda. La almohada no reaccionará, y la almohada no irá a ninguna corte, y la almohada no tendrá ninguna enemistad contra ti, y la almohada no hará nada. La almohada será feliz, y la almohada se reirá de ti.

La segunda cosa a recordar: sé consciente.

Al controlar, la consciencia no es necesaria; sólo lo haces mecánicamente, como un robot. La cólera viene y hay un mecanismo -de repente todo tu ser se vuelve estrecho y cerrado. Si estás atento el control puede no ser tan fácil.

La sociedad nunca te enseña a estar atento, porque cuando alguien está atento, está completamente abierto. Esto es parte de la consciencia, uno está abierto, y si tú deseas reprimir algo y estás abierto, es contradictorio, puede salir. La sociedad te enseña a cerrarte por dentro, a derrumbarte por dentro, no te permite incluso una pequeña ventana para que algo salga.

Pero recuerda: cuando nada sale, tampoco entra nada. Cuando la cólera no puede salir, tú estás cerrado. Si tocas una hermosa roca, nada entra; miras una flor, nada entra: tus ojos están muertos y cerrados. Besas a una persona, nada entra, porque estás cerrado. Vives una vida insensible.

La sensibilidad crece con la consciencia.

A través del control te vuelves apagado y muerto; eso es parte del mecanismo del control. Si estás apagado y muerto entonces nada te afectará, como si el cuerpo se ha convertido en un alcázar, una defensa. Nada te afectará, ni un insulto ni el amor.

Pero este control tiene un precio muy alto, un precio innecesario; entonces se convierte en todo el esfuerzo en la vida: cómo controlarte - ¡y después morir! Todo el esfuerzo del control se lleva toda tu energía y entonces simplemente mueres. Y la vida se convierte en una cosa apagada y muerta; tú de alguna manera la sobrellevas.

La sociedad te enseña control y condenación, porque un niño controlará solamente cuando siente que algo es condenado. El enojo es malo; el sexo es malo; todo lo que tiene que ser controlado tiene que hacerse ver como pecado para el niño, que parezca malo.


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