Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás para toda la vida. Lao Tsé
Cuando el ser humano se encuentra en su estado natural, es decir, en un estado en el que fluye por la vida, tiende a expresar su verdadera naturaleza. Se trata de una actitud abierta a ofrecer y compartir que precisa de dos ingrediente que a su vez dan sentido a su verdadera condición humana. Esos ingredientes claves son la Inteligencia y la Consciencia.
Si el amor no se queda en un mero sentimiento que, al igual que las olas, viene y va, y se expresa de manera inteligente y con consciencia, el ser humano pasa a un curso superior para gente sabia. Un curso para hombres y mujeres que saben responder a sus chispazos intuitivos y seguir la pista del servicio, allí donde el Universo les demanda. Se trata de seres que, a través de la corriente intuitiva, se ven situados en el momento y lugar oportuno en el que pueden aportar ayuda y calma. Son aquellos que, en su apoyo a la amplitud, no se rigen tanto por el pensamiento que calcula ni por el manejo del control y la estrategia, sino que más bien se mueven por el lúcido destello que cuida secretamente de la vida que late en todas las personas.
El despierto utiliza la palabra para neutralizar querellas y “desatascar tuberías” de entre las relaciones humanas. Se trata de alguien que sirve sutilmente al crecimiento interior de los seres, gestionando la íntima apertura de sus crisálidas. Se dice que el iniciador sonríe y da la mano pero, en ocasiones, también presenta su cara más terrible y amenazadora. Dos rostros, tras los que late el gran propósito de apoyar proyectos que maduren los frutos de la vida consciente sobre el Planeta. Se trata de un profesional de la expansión cuya ayuda a muchos abraza y, sin embargo, a nadie “engancha”. Más tarde, cuando sigue su camino, a veces, huele a rosas y otras, simplemente, al perfume de moda.
Amor inteligente se le llama al juego de reconocer que el hecho de dar un pescado cada día, crea sutiles “cuelgues” y deja claro al que recibe, que no podría vivir sin la ofrenda del que regala. Sin duda, un patrón de dependencia que o bien nacido de la pena o bien de la propia arrogancia, no ofrece cañas de pescar a los que ya están listos para ganarse la vida y vivir en la independencia. Amor inteligente es calmar la sed de agua de vida, un agua que tan sólo fluye cuando la manipulación del ego da paso a la madurez sincera del alma. Amor inteligente es el que da y, al mismo tiempo, sabe que puede retirarse porque, más que dar, lo que en realidad se ha hecho es encender una forma de ver y sentir, capaz de asumir con templanza la vida, ejercitando recursos para navegar por entre las crisis de la existencia.
El verdadero sabio ya dejó atrás ese modo de enseñar que afirma implícito el poder del que imparte y crea lazos de sutil sumisión y dependencia. Ahora, su gozo está en ejercer en el “meollo del milagro” y en el huracán de sincronías que mueven los hilos del alma. Una mente que cada día se maravilla al confirmar, con sorpresa, el Misterio del Espíritu que hace encajar todas las piezas.
El despierto es un sanador que no hace esfuerzos, tan sólo está atento a las presiones internas de aquellos a quienes no casualmente encuentra. El trabajo de aliviar y ampliar llega a su vida mientras pasea, mientras observa. Llega en todo momento allí donde menos se lo espera. Hace ya algún tiempo que se matriculó en las Ciencias del Amor Inteligente que hacen realmente independientes a las personas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.