domingo, 8 de agosto de 2010

CINCO ASPECTOS DE UNA CONCIENCIA DE PROSPERIDAD

Si deseas conocer prosperidad a un nivel milagroso deberás dejar atrás tus viejos modos de pensar y desarrollar un nuevo modo de imaginar lo quetú puedes experimentar en tu vida.


CINCO ASPECTOS DE UNA CONCIENCIA DE PROSPERIDAD
Haz un inventarlo interior y comprueba si las siguientes afirmaciones forman parte de tu conciencia:
• No hay bastante para todos.
• Has de conseguir lo tuyo para que otro no se haga con ello antes de que te llegue a ti.
• Sólo hay una cantidad limitada de peces en el mar.
• Nunca sabes si vas a tener una oportunidad.

Si estas y otras ideas parecidas forman parte de tu inventario personal, probablemente es que te enseñaron que vives en un mundo de escaseces. Te han enseñado a creer en la penuria. El concepto de la carencia ha sido incorporado a tu sistema de creencias.A fin de crearte una visión interior de prosperidad deberás librarte de esta vieja visión de penuria. Lassiguientes cinco normas esenciales para llegar a una conciencia de prosperidad pueden ayudarte a lograr el cambio.

1. No necesitas nada más para poder conocer la prospe ridad.Librarse de una conciencia de penuria significa cambiar las imágenes interiores que reflejan carencia en tu vida. Tienes ya todo cuanto necesitas a fin de conocer una vida de prosperidad. No se trata de que vayas a tenerlo todo, lo eres ya todo. La prosperidad es, primero y sobre todo, un juego mental. La componen una seriede creencias invisibles e interiores que llevas contigo. Debes de saber que tienes ya cuanto necesitas; no tefalta nada para lograr prosperidad en tu vida. Siempre me ha encantado la siguiente historia, que ilustra a la perfección este principio:Un hombre desastrado, que no parecía poseer nada en un sentido material, se acercó a un capataz camineroy dijo:¿Puede ayudarme? Necesito trabajo.-Muy bien -dijo el capataz caminero-, cola esa piedra grande de allí y hágala rodar por la cuesta arriba y abajo. Si lo que necesita es trabajo, eso bastará a sus necesidades.-No me entiende -dijo el hombre-, lo que necesito en realidad es dinero.-Ah -contestó el capataz -, si se trata de dinero, aquí tiene cincuenta dólares. Pero no puede gastarlos.El hombre se quedó de nuevo perplejo.-No me entiende, lo que necesito en realidad es comida y combustible y ropa, no sólo dinero.-Si está seguro de que eso es todo lo que necesita -contestó de nuevo el capataz -, puede gastar el dinero en comida y combustible y ropa, pero no podrá comer la comida ni utilizar el combustible ni usar la ropa.El hombre se vio por último obligado a ver qué la realmente lo que necesitaba: una sensación de seguridadpaz y satisfacción interiores. Todo ello totalmente invisible, todo dentro de su pensamiento. Todo sustento divino.Nos vemos llevados a creer que las cosas materiales constituyen la realidad y nos proporcionan lo quenecesitamos cuando, de hecho, son simplemente más materia, hecha de más espacio invisible. Lo que necesitas lo tienes ya, y cuando sabes esto y entras en tu interior y lo creas en tu mente, el sustento divi no que buscas en forma de cosas materiales o de dinero se manifestará en cualesquiera cantidades que necesites.Debes crear en ti este nuevo sentimiento interior y confiar en la magia del creer. Tus creencias son tuyas,tienen su origen en ti y son lo que utilizas (y lo único que puedes utilizar) a fin de crear las circunstancias de tu realidad física. Cuando te ,dices a ti mismo otra cosa, lo que estás haciendo es utilizar tu conciencia de penuriay crear precisamente aquello que más aborreces, tu realidad física.Confía en el poder de tu mente, en el conocimiento del que vengo hablando desde la primera página de este libro, en esa guía divina que está fácilmente a tu disposición, y habrás alcanzado el primer paso hacia la manifestación del milagro de la prosperidad en tu vida.

2. No podrás crear prosperidad si crees en la penuria. Cuando hayas dominado la capacidad de con- vertirte en un ser espiritual, según se describe en la primera página de este libro, empezarás a comprender quetu personalidad está situada en ese reino invisible y sin dimensiones que llamamos nuestro pensamiento. No tienes ni límites ni fronteras. Comprendiendo esto sabrás que no te falta absolutamente nada, que cuanto necesitas para vivir está ya aquí y estaba dentro de ti cuando apareciste por primera vez en este mundo físico. Cuando te dices a ti mismo «No tengo suficiente dinero» o «Carezco de la educación, el talento o la fuerza suficientes para conocer la prosperidad» estás operando en tu mundo mental a partir de una posición de carencia. Es por ello que no puedes entrar en el mundo de la realidad mágica.A fin de superar este modo de pensar tendrás que reeducarte o, mejor aún, deshipnotizarte de la mentira que han introducido subrepticiamente en tu mente todas y cada una de las tendencias de nuestra cultura occidental. Tienes ya todo cuanto necesitas. Eres ya completo ahora, eres una persona entera y total y no un aprendiz camino de otro lugar. Debes comprender que eres ya completo y experimentar este hecho en tus pensamientos como tu propia realidad personal.Cuando llegue el momento de abandonar este mundo físico, no podrás decir: «Espera un momento, no estoypreparado, estoy preparándome, necesito que se me eduque un poco más, estoy acumulando fuerzas, necesito recoger más dinero». Abandonarás tu cuerpo y éste seguirá pesando lo mismo. Tu vida no es ese cuerpo, no está encerrada en esas fronteras y esas limitaciones. Es invisible e ingrávi da. Y lo tiene absolutamente todo.Cualquier cosa material que hayas creado en relación con tu cuerpo físico es consecuencia de esa mentecompleta e invisible que posees. Lo irónico del caso es que cuando sabes que eres ya un ser completo empiezas a motivarte de manera totalmente distinta.Te has acostumbrado a lo que se llama «motivación por deficiencia». Es decir, evalúas todas las cosas quefaltan o de las que hay una deficiencia en tu vida y, a continuación, preparas un plan destinado a reparar todas estas deficiencias. «Necesito más poder, más fuerza, más dinero, más belleza, más posesiones», y así sucesivamente. «Cuando tenga todas esas cosas, tendré prosperidad.» Fijas así tus metas y pones manos a la obra para alcanzar la prosperidad. Pero esto es una enorme trampa. Nunca podrás conocer la prosperidad a partir de este es quema mental, porque siempre padecerás la enfermedad del «más».Cuando hayas conseguido el dinero que crees necesitar para ser próspero tu esquema mental no quedarásatisfecho. Tu esquema mental está centrado en el más, en luchar y no en llegar. Subes así cada vez más el listón y sigues luchando y sufriendo e incluso negándote a ti mismo en la búsqueda de más. Es éste un tema común en nuestra cultura. La prosperidad es imposible con una motivación por deficiencia en la que se piensa así: «No tengo sufi ciente» o «Me falta algo». El tema central de este libro es: «Según pienses, así serás», Si tu pensamiento está centrado en lo que te falta, entonces el «lo que me falta» por definición, tendrá que expandir- se. Esta será tu experiencia en este mundo material. Lo que te falta constituirá tu distintivo y tu experiencia dela realidad física.
Hay otra forma de motivación, llamada «motivación de crecimiento», que es el distintivo del individuo que conoce la realidad mágica en el área de la prosperidad. Lo que ocurre con la motivación de crecimiento es que damos la vuelta al pensamiento interior y optamos por vivir dentro de un marco de plenitud. El diálogo interior que se desarrolla es algo así: «Estoy entero, completo, total y plenamente vivo en este momento. ¡Esto es! Lo soy todo, no necesito más para ser feliz o para estar realizado. Y, sin embargo, sé que seré diferente mañana.Mi realidad física está siempre cambiando. Las moléculas que formaban mi yo material ayer serán sustituidaspor nuevas moléculas. El cuerpo físico que yo tenía hace diez años es hoy completamente nuevo desde un punto de vista físico. Pero también soy algo más que una simple serie física de moléculas. Soy una necesidad divina que va más allá de lo físico. Voy a crecer. Voy a ser algo nuevo y grandioso, pero no más grandioso delo que soy ahora. Del mismo modo que el cielo va a ser otro dentro de unas horas sin que sus actuales perfección y plenitud sean por ello deficientes, soy yo ahora perfecto y no me falta nada, aunque vaya a ser otro mañana. Voy a crecer, pero ello no quiere decir que me falte nada».Pensando de esta forma, son imposibles las carencias. Empiezas a tener como motivaciones en la vida tu propia dicha, tus sueños, empiezas a vivir la vida que imaginas es tu vocación, la misión es pecial y divina por la que estás aquí, y la prosperidad se convierte en tu santo y seña. La abundancia entra a raudales en tu vida. El universo empieza a proveer exactamente aquello que necesitas, y no lo hace para llenar el vacío de algo; llegaa tu vida en la cantidad precisa necesaria para ayudarte a realizar tus sueños. Cuando no sientes ya que tefalte nada, puedes vivir la vida que sabes perfecta para ti y empiezan a llegar cada vez más a tu vida los sím- bolos de la prosperidad (dinero, objetos, poder, etcétera). He aquí un resumen simplificado de esta idea: máses menos, menos es más.

3. No estás dividido en categorías: eres a la vez el que ve, el acto de ver y lo visto.Para conocer la auténtica prosperidad debes aprender a dejar de dividirte y separarte de tu prosperidad. No estás dividido en tres en este mundo. No hay el observador, el observado y el acto de observar. Lo que observas está dentro de ti. Tus observaciones están dentro de ti, al igual que el proceso entero de la observación. Todo ello eres tú. Los pensamientos de prosperidad son tuyos, son tú. Así, también lo es lo que ves como prosperidad dentro de ti. Y, por último, también el concepto de ser próspero está en su totalidad ubicado dentro de ti. Esto puede parecer confuso, pero es esencial para que captes la unidad que hay en ti si deseas conocer la prosperidad y convertirte tú en prosperidad. Ken Wilbur, en su fascinante libro No Boundary,lo describe así; deja que penetren en ti estas ideas al tiempo que te preparas para los milagros en esta di-mensión de la prosperidad:
La división entre el que experimenta y el mundo de la experiencia no existe y, por consiguiente, no se la puede hallar. Esto puede parecer en un principio muy extraño, porque estamos acostumbrados a pensar en términos de fronteras. Parece evidente que yo soy el sujeto que oye sonidos, que soy el sujeto que siente cosas, que soy el sujeto que ve cosas. Pero, por otro lado, ¿no resulta extraño que me describa a mí mismo como el observador que observa lo observado? ¿O como el oidor que oye los sonidos oídos? ¿Es realmente tan complicada la percepción? ¿Hay realmente involucradas en ella tres entidades separa das: el observador,el acto de observar y lo observado? Por supuesto, no hay aquí tres entidades separadas. ¿Es posible un sujetoque ve sin el ver o sin la cosa vista?... El problema consiste en que tenemos tres palabras -el «que ve», «ve» y«lo visto» para una sola actividad, la experiencia de ver.


Debes aprender a ir más allá de tu estado de hipnosis, que te ha convencido de que estás aquí en primer lugar tú el pensador, luego tú el hacedor y, por último, el concepto de aquello que estás pensando o haciendo.En realidad, todo ello es una sola y misma cosa.Así es con la prosperidad para aquellos que la vi ven cotidianamente. Todo aquello que antes dividías en tanto que pensamiento próspero, conducta prós pera y algo llamado prosperidad y que se halla «allá fuera» debe ser considerado como una sola cosa. ¡Y esto puedes ser tú si decides serlo! Cuando comprendas esto dejarás de buscar la prosperidad como si ésta fuera algo que puedes arrancar de su escondite. Dejarás de decirte a ti mismo: «Lo único que debo hacer es pensar de manera próspera, y la prosperidad vendrá a mí». Dejarás de fijarte metas para tu conducta que te lleven hasta esa cosa evasiva llamada prosperidad. Este trío lo sustituyes por una singularidad de pensamiento y acción que refleja tu comprensión de que tú eres prosperidady que crees en ello. Lo que necesitas para una vida próspera lo eres ya. Está todo en ti, no hay fronteras auncuando hayamos inventado palabras distintas para describir diversas facetas del modo en que hemos decidido percibirlo.
Wilbur resume lo absurdo de este pensamiento compartimentalizado con este ejemplo: «Podríamos del mismo modo describir una simple corriente de agua como "la corriente de agua hace correr el agua que corre". Es algo totalmente redundante e introduce tres factores allí donde en realidad hay sólo uno».Toma ahora este conocimiento e mi plántalo en tu conciencia. No vas a hallar la prosperidad. Ésta entrará como un fluido en tu vida sólo cuando captes la idea de su singularidad. Cuando sepas, tus ac ciones lo reflejarán. Lo mismo exactamente puede decirse de la penuria. Si piensas en términos de penuria y actúas en función de ella, tu vida será penuria. Eres aquello en que piensas, puesto que sólo a partir de ahí puedes actuar.Si la penuria es una palabra que define tu vida en estos momentos, comprende que no es algo que te hayasido enviado sino simplemente el modo en que tú procesas tu vida. Te has dividido en tanto que pensador y hacedor, víctima de algo externo a ti llamado penuria. Pero, en realidad, esa penuria eres tú. La elección de la prosperidad empieza por tu negativa a seguir dividiéndote y ver en cambio la unidad que hay en ti.


4. No podrás conocer la prosperidad si crees que no la mereces.Como he dicho ya repetidas veces, tú existes en tanto que ser divino y espiritual con experiencia humana. Tu esencia, tu vida en sí, es invisible e ilimitada. En ese reino no hay juicios que hacer. No hay nadie en ese universo, ni lo ha habido jamás, que sea mejor o más digno de algo. Aquellos que nacieron con sangre real son tratados como miembros de la realeza, porque unos seres humanos decidieron elevarnos a esa categoría. Peroen un sentido mucho más amplio, a los ojos de Dios, no hay «mejor» ni «peor». Esta es la forma depensamiento que debes aprender a utilizar si quieres que la prosperidad sustituya a la penuria como tu modode vida.Si crees que no eres merecedor de prosperidad, ésta es la idea en torno a la cual conducirás tu vida. No se atrae prosperidad pensando que no se la merece, del mismo modo que no se atrae amor cuando se lo considera como algo desdeñable. Elimina la idea de que eres inferior. No eres ni inferior ni superior, sim- plemente eres. ¡Y lo que eres merece la prosperidad! ¿Cómo puede un pensamiento invisible ser más o menos valioso que otro pensamiento invisible? Cuando te consideras un ser espiritual y creas un esquema mental de realidad mágica dentro de ti en tanto que ser pensante primero y sobre todo, renuncias a la incesante comparación que te lleva a creer que otros merecen la prosperidad más que tú. Formas una sociedad con el resto de los seres humanos, y no un concurso en el que se te deba juzgar mejor que unos y peor que otros.Una vez más, debes deshacer el estado de hipnosis que te ha llevado a este tipo de actitud. Ese estadoempezó con tu enseñanza y prosigue en la actualidad. He aquí lo que dice John Holt en How Children Fail sobre el tema:
Destruimos el... amor al aprendizaje de los niños, tan fuerte cuando son pequeños, animándolos y obli- gándolos a trabajar por recompensas mezquinas y des preciables: estrellas doradas, papeles con un 100 y pegados a la pared, una A en los informes escolares, cuadros de honor, listas del decano o pertenencias a la Phi Beta Kappa;
* es decir, por la innoble satisfac ción de sentirse mejores que ningún otro.*
En Estados Unidos, sociedad de estudiantes universitarios con altos méritos académicos. (N. del T.)
Esto es lo que ocurre cuando se lleva a la gente a creer que son mejores que otros. Probablemente tú te hayas tragado esa gran mentira en algunas áreas de tu vida. ¿Cómo podías merecer considerarte una necesidad divina y especial cuando no estabas a la altura del rendimiento o del aspecto de otros? Aprendiste a compararte con los demás e incluso a creer que esto forma parte de la naturaleza humana. Es esto precisamente lo que no te ha permitido desarrollar un concepto de ti mismo basado en el hecho de que eres valioso, merecedor y divino. He aquí lo que dice al respecto de la naturaleza humana John Stuart Mill en Principios de economía política:
De todos los modelos vulgares destinados a eludir la consideración del efecto de la influencia social y moral sobre la mente humana, el más vulgar es el que consiste en atribuir las diversidades de conducta y carácter a diferencias naturales e inherentes.
Es éste en efecto un modelo vulgar que enseña a la gente a convertirse en adultos que consideran como algo natural el compararse con los demás y que, por lo tanto, es algo natural el aprender a jugar suelo a fin de adelantar a los demás. Y si en algún sentido físico o material no se está a la altura de los demás, ello indica que no se es merecedor. Es un sistema vulgar y obsceno que contribuye a la creación de grandes números de personas que no conocen otro modo de evaluar su propia valía que el de compararse con los demás y que, al mismo tiempo, crea también muchas personas a las que simplemente les da por pensar que no merecen la prosperidad en ningún sentido de la palabra.En una cultura competitiva se medra destruyen do a otros. Una cultura cooperativa evoluciona ayudando a cada persona a apreciar su propia valía y a sentirse merecedora y espiritualmente válida. A ti te corresponde elegir. Aun cuando todos cuantos te rodean elijan competir entre sí, no por ello tienes que vivir tú de acuerdo con ese modelo. Verás que mereces la prosperidad tanto como cualquier otro habitante de nuestro planeta. Cuando te hayas creado este esquema mental, no actuarás ya como si no la merecieras.


5. Alégrate de la prosperidad de los demás.Cuando sientes desdén, o incluso un atisbo de celos, hacia los éxitos o los estilos de vida de los demás, estás albergando negatividad allí donde debería haber amor. Si albergas sólo amor dentro de ti porque así es como has decidido ver la vida, no darás otra cosa que amor. Puedes así ponerte a prueba comprobando tus sentimientos en relación con las personas que han alcanzado una medida de pros peridad que a ti sigue rehuyéndote. No podrás atraer prosperidad hacia tu vida si estás lleno de rencor, si juzgas, si sientes ira, celos, odio, temor, tensión, etcétera. Esta forma de esquema mental interior negativo te impedirá ser fiel a tu propósito. No puedes estar realizado y tener envidia al mismo tiempo, Si te sientes satisfecho y feliz, eso es lo que irradiarás. Fomenta la creencia interior de que cualquiera que haya alcanzado la prosperidad tiene derechoa ella y de que su éxito no es motivo para que tú te sientas inadecuado o falto de algo. Aun cuando alguien alcance la prosperidad a través de medios que a tí te parezcan reprochables, ello no es motivo para que te sientas angustiado o indignado. Sepas en el fondo de ti que aquellos que utilizan a los demás tendrán lo que merecen en un universo que actúa de manera armónica y de acuerdo con un propósito. Pero, en general, aquellos que han alcanzado su propia medida de prosperidad merecen sólo tu amor.Intenta dejar de centrarte en lo que los otros tienen o no tienen para ocuparte de lo que tú vas a hacer en tuvida. Recuerda que, cuando evalúas y juzgas a los demás, no los defines a ellos sino que te defines a ti mismo.¿Quieres definirte como una persona celosa e incapaz de dar amor cuando esto es lo que va a transpirar en tu vida? Alégrate de la gran prosperidad que presencies en todos los demás. Libérate de la idea de que no debería ser así. ¡Es así! No necesitas saber nada más. Y también tú eres así, represente esto lo que represente en tu vida. Acepta tranquilamente lo que es, dale tu amor y dedícate a continuación a la tarea de crear una vida plena y próspera, una vida de amor, para ti.Los cinco factores son totalmente esenciales para llegar a una conciencia de prosperidad. Una vez trabajesdía tras día en el desarrollo de este modo de ser, tu yo superior empezará a permitirte experimentar cada vez más prosperidad en tu vida. Esta nueva conciencia te devolverá a esa importantísima dimensión que constituye un tema central de este libro: vivir tu vida con un propósito.


Dr. WAYNE W. DYER


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