viernes, 22 de abril de 2011

¿Cuál es mi Misión?

Esta pregunta está hoy en boca de todos,
desde niños hasta ancianos que buscan

su Misión.
Es un dilema que ha estado vigente en la

humanidad desde sus principios.
¿Cuál es el propósito de mi vida?
¿Qué rol cumplo en esta totalidad? ¿Qué
importancia tengo en este Universo, aunque
soy tan pequeño?

Todos tenemos un propósito… cada semilla, ave, animal, cada humano,
cada célula y estrella tienen un propósito por el cual existen. La
existencia misma es un propósito: el movimiento; por más absurdo
que parezca, el propósito que todos
juntos tenemos, es el constante movimiento, nunca debe detenerse,
nuestra misma naturaleza lo necesita, nuestros sueños nos impulsan
en los momentos en que nos estancamos. Cuando la vida ha llevado
a alguien a una monótona vida de oficina, de
la cual sabe que no es su realidad, sus sueños son quienes muestran

su propósito.
Nuestras habilidades, aquello en lo que somos buenos, nuestros
hobbies, nuestras ideas, por más locas que sean, esos aspectos
son los que están metidos en nuestra genética y personalidad, los
cuales nos guían hacia nuestro propósito individual.
Hay que hacer caso a aquello que sabemos y tenemos como

habilidades, ellas son el camino hacia nuestra realización.
La Misión, no es un trabajo que cumplir, muchas veces
podemos creer que nuestra misión puede ser dura, o algo que
hemos pactado… pero en realidad, ella es nuestra
propia realización como seres. En el proceso de realizar
nuestra misión, la vida nos enseña las herramientas con las
cuales la lograremos.

¿Cuáles son esas herramientas?


las Positivas y las Negativas.
Ambas nos ayudarán.

Las Positivas son las que mencioné antes: nuestras
habilidades, nuestros hobbies,
aquello que nos agrada o en lo que somos buenos.
Esto nos acerca a la misión,
porque descubrimos que todo lo que venimos a hacer
al mundo, está relacionado
con lo que nos hace felices. Muchas veces la sociedad
castigará o criticará a quienes
son felices cumpliendo con sus habilidades, puesto que
la sociedad capitalista o
comunista no comprende cómo alguien puede subsistir
sin el esfuerzo natural al cual
el humano está sometido; la idea siempre fue que había
que trabajar con el sudor
de la frente para lograr algo… pero todos bien sabíamos
que eso sólo es una parte
del aprendizaje, y que nuestro propósito no se logra con
el sudor, sino con la alegría.

Las Negativas son nuestros karmas, las cosas a las que
nos enfrentamos que no
sitios a los cuales no le encontramos el propósito,
estar en ambientes con personas que nos desprecian o
desvalorizan, ayudar sin entender la razón, sufrir una vida
de constantes pérdidas o separaciones… Todos
estos aspectos negativos a corto plazo, son positivos a largo
plazo… es lo que podemos llamar: la Preparación. Estar en
situaciones feas, encasilladoras, en
trabajos sin entendimiento, todo esto nos hace aptos para
enfrentar las adversidades que comprenden nuestra Misión.
Debemos estar atentos a ello, pues nos
servirán de mucho al hacerlo consciente… piensen: ¿qué saco
yo de esta situación?
¿Qué he de aprender de esta experiencia?
¿Qué me aporta este trabajo o relación?

Todo es un aprendizaje constante y una preparación para
el cumplimiento de la Misión…
pero lo más loco de este cumplir… es que no importa si eres

consciente de haberlo hecho.
Claro está que cuando uno es consciente de sus propósitos,
nos vemos ya en un plano
evolutivo más flexible, más sutil. Saber cuál es
la Misión individual es importante para
nuestra realización como individuos.

¿Es bueno saber cuál es mi Misión?

Deben de tener en cuenta los aspectos positivos y negativos

de saber cuál es la misión.
Lo positivo, como dije: te posiciona en un nivel flexible de
la evolución, en la que
sucede te está preparando para esa función que

has venido a realizar. Estás atento, y dispuesto a estas situaciones.
El lado negativo es que cuando uno reconoce su misión, está
pendiente de su realización… y muchas veces eso le trae problemas.
Querer que suceda ya, adelantar los tiempos,
las acciones… llega la angustia y desesperación, pues las cosas
no salen como se las espera, y así la frustración invade el cuerpo.
Ve el contexto y se enloquece al ver
la casi imposibilidad de su misión, y prácticamente termina
por no cumplirla.

¿Entonces… cómo cumplo mi Misión?


En realidad, la Misión se cumple muy fácilmente: viviendo.
Despreocúpense de su Misión.
Hace mucho tiempo, antes de nacer, todos, cada uno de
ustedes, se reunió con un
grupo de almas, seres, guías y maestros con los cuales
debatieron su misión, ellos
están ahí para ayudarlos en el cumplimiento de la misma…
¿cómo? A través de un deja vú”, de señales, palabras,
películas, libros, carteles incluso… ¿Cuál es mi punto?
Que mucha gente cumple su Misión y muere sin saber
que la ha cumplido… sin embargo,

hizo lo que tenía que hacer.
Es la Nueva Era un hervidero de ideales que estaban
trabados, pero no por haber
estado en el inconsciente colectivo, no se hacían.

Nuestra mayor herramienta hoy a diferencia de ayer,
es que SABEMOS que existe
una Misión que hemos pactado cumplir. Cosa que antes
no sabían, pero sin embargo,

se cumplían por el inconsciente y subconsciente.
No importa cuál es nuestra misión, lo importante es
estar atento a las señales
que nos guían a su cumplimiento.
Piensen muy bien lo siguiente… hay muchos que se están
conectando o que ya están
conectados, y que entre los 5 años y los 20 años ya saben
cuál es su misión, pero lo
que no saben es que comenzará a concretarse a su
45 o 60 años de edad… mientras
tanto pues… se frustran con la vida misma y entran
en ira o melancolía. Por eso mismo,
mi consejo es el siguiente:
No vivimos para cumplir con nuestra misión…
nuestra misión es vivir. Disfruten de
cada instante de la vida, siendo conscientes de que
sus vidas son un importante
eslabón que han de mover. No se detengan a observar y
buscar el propósito de
su vida, simplemente vivan, estén atentos,
y encuentren el propósito.

Seguiré insistiendo:
"...No vivimos por nuestra misión,
nuestra misión es vivir…
...no busquen el propósito de su vida,
encuéntrelo en el vivir..."

Matias de Stefano


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