Te guste o no te guste, todos nosotros hemos sido condicionados para pensar y actuar de formas que se
han hecho automáticas. Tenemos que imaginar cómo superar ese condicionamiento si queremos tener acceso a
nuestro yo superior. Puedes estar seguro de que el ego no se tomará a bien esta clase de esfuerzo.
Pedirle al ego que contribuya a disminuir su propia importancia, para que tú puedas tener acceso a tu yo
superior equivale a tratar de sostenerse sobre los hombros. El ego es tan incapaz de apartarse, como deferencia
ante el espíritu, como el ojo es capaz de verse a sí mismo o la punta de tu lengua es capaz de tocarse a sí misma.
Así pues, tu tarea se convierte en un montón de paradojas. Si confías en que tu ego te ayude a superar sus
propias influencias, no harás sino fortalecer el dominio que ejerce sobre ti. Tienes que imaginar cómo emancipar la
conciencia de las limitaciones de tu mente y de tu cuerpo.
En el estado del ego te experimentas generalmente a ti mismo como una entidad separada. Para ir más allá
de este condicionamiento querrás empezar a verte como humanidad, antes que como una forma separada de un
cuerpo. Dicho con palabras muy sencillas, si tienes la sensación de hallarte desconectado del resto de la
humanidad y ser verdaderamente una entidad separada que necesita ponerse a prueba a sí misma y competir con
los demás, no podrás manifestar el deseo de tu corazón.
La manifestación no se refiere a conseguir cosas que no estén aquí. Se trata más bien de atraer lo que ya
está aquí y forma parte de ti mismo en un nivel espiritual. Si permaneces separado, aquello que deseas que se
manifieste será continuamente inalcanzable para ti. Si desplazas esa conciencia a tu alrededor y puedes verte a ti
mismo como parte de lo que deseas, habrás trascendido el condicionamiento de tu ego, y de todos los demás
egos que hayan contribuido a este proceso en tu vida.
Con la toma de conciencia de Dios dentro de ti mismo, no sólo disuelves la identificación de tu ego como
separado de Dios, sino que dejas atrás tus viejas formas de verte a ti mismo. Al despertar a tu yo superior,
superarás con la práctica tu condicionamiento como ser separado.
A continuación se indican algunos de los pensamientos condicionados que hacen que el ego domine tu vida
y te impiden materializar lo que tú deseas y lo que te desea a ti.
1. No tengo control sobre mi vida. Esa fuerza se halla situada fuera de mí. Esta clase de respuesta
condicionada a las circunstancias de tu vida sitúa la responsabilidad al margen de ti y se convierte en una excusa
útil cuando tu vida no sigue el camino que a ti te gustaría que siguiera.
Puedes cambiar esta percepción en cualquier momento y empezar a confiar en que la fuerza vital del
universo es exactamente lo que tú eres. Piensa cada día en esta idea percibiendo cómo fluye la fuerza vital a
través de ti. Aleja tu atención de los pensamientos dominados por el ego acerca de las circunstancias de tu vida, y
céntralos en el momento presente, observando conscientemente cómo respiras, los sonidos, las texturas, los
olores y escenas que experimenta la fuerza vital a través de ti. Practica el alejamiento de los pensamientos acerca
de tu vida en un momento dado, y procura experimentar la fuerza de la vida fluyendo a través de tus sentidos.
2. La gente no puede manifestar, todo depende de cómo caiga el dado cósmico. Es una idea muy popular, sobre
todo entre aquellos que se encuentran en circunstancias que no les son propicias. Echar la culpa de lo que sucede
a alguna fuerza externa e invisible que controla el universo es un hábito de condicionamiento que conduce a la
descapacitación y, en último término, a la derrota. Tendrás que desprenderte de esta alucinación de que no tienes
capacidad para atraer lo que deseas. Ten en cuenta que no estás practicando la magia cuando aprendes a
manifestarte, sino que simplemente manifiestas un nuevo aspecto de ti mismo que ha permanecido oculto.
El universo no es algo que esté fuera de ti. Tú eres el universo. Tú eres esa fuerza que se manifiesta en
todas las cosas, incluso en aquellas que no han logrado aparecer en tu vida hasta ahora. Recuerda, será lo que tú
quieras que sea. Si crees que no puedes hacer algo, eso es precisamente lo que sucederá. «No puedo» conduce
a la siguiente respuesta condicionada.
3. Lo he intentado antes y nunca ha funcionado. En este caso, la respuesta condicionada estriba en creer que, si
intentas algo y fracasas, cualquier nuevo intento resultará en un fracaso. Aquí, la palabra clave es «intentar».
Intentar algo significa esforzarse, trabajar por conseguir algo, dedicarle una gran cantidad de esfuerzo, establecer
objetivos y así sucesivamente.
Deja el libro por un momento e intenta tomar un lápiz de la mesa. Simplemente, intenta tomarlo. Descubrirás
que no existe eso de «intentarlo». O lo tomas o no lo tomas. Punto. Lo que tú llamas intentar tomarlo, es,
simplemente, no tomar el lápiz.
Despréndete de tu obsesión por el pasado y los intentos y, en lugar de eso, permanece relajado y tranquilo,
centrado en el momento presente, observando tu fuerza vital libre de juicios y explicaciones. Verás como las cosas
buenas empiezan a multiplicarse en tu vida a medida que comprendas que tienes capacidad para influir en lo que
te pase y que hay todo un universo lleno de abundancia esperándote una vez que abandones ese razonamiento
que dice que tu pasado tiene que ser tu presente.
La razón por la que no has logrado manifestar lo que deseas es porque te encuentras apegado a una idea
errónea. Tu pasado es una ilusión. Es el camino que has dejado atrás, y no puedes volver a él, al margen de lo
que creas. Ahora estás en el presente, y el camino que tienes ante ti está lleno de cosas nuevas que no has hecho
aún. Ahora puedes cambiar esa actitud a partir de tu mundo interior.
4. Sólo pueden manifestarse los seres altamente evolucionados. Así es como habla el ego, diciéndote que
estás separado y eres distinto de tus maestros espirituales y de otros que viven en los niveles más altos. Aun
cuando cada práctica espiritual te anime a ver aquello de divino que hay en ti, a saber que posees la misma mente
que tu maestro, y a descubrir el reino de los cielos dentro de ti mismo, tu ego no puede aceptarlo. Se halla
entregado a la separación y te convence de que eres menos que esos otros seres altamente evolucionados de los
que has oído hablar.
Rechaza esos pensamientos e imagina cómo esa fuerza invisible que es la esencia divina que hay en ti te
une a los demás seres. Nunca pongas a otros por encima o por debajo de ti, considéralos como a iguales. Es
necesario asimilar esta idea plenamente antes de poder experimentar una verdadera transformación.
Estos son algunos de los pensamientos que dan vueltas en tu cabeza cada vez que contemplas la idea de
tener lo que deseas.
El primer principio espiritual te ayudará a superar tus condicionamientos. Para ello deberás adoptar una
nueva actitud con respecto a ti mismo y aplicarla en la vida cotidiana. Más que invitarte a leer sorbre tu yo
superior, te animo a que lo conozcas, a que lo busques en ti mismo y nunca vuelvas a dudar de él.
Tener una filosofía es inútil si se trata simplemente de una lista memorizada de rituales y enseñanzas de los
expertos. Para que una filosofía funcione tiene que convertirse en una pauta de energía que utilices en tu vida
cotidiana. Tienes que poseer una verdad eterna, al mismo tiempo que una calidad utilitaria que te la haga sentir.
Sé que es cierto porque yo mismo la he aplicado y funciona.
También tú tienes un yo superior, y puedes llegar a conocerlo tanto en su dimensión visible como en la que
no lo es. Una vez que te hayas convencido de esto, perderá tu poder la convicción de que el ego es la fuerza
motivadora y dominante en tu vida.
Te animo a seguir las siguientes sugerencias para desarrollar este primer principio como una parte
permanente de tu conciencia total. Este plan de acción funcionó para mí. Si me encuentro con una duda, regreso a
este plan de cuatro puntos, que siempre me permite volver a reconciliarme con mi yo superior.
W a y n e W . D y e r
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