Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda la paz que se puede encontrar en el silencio.
sábado, 7 de agosto de 2010
Mi Camino - Osho
Millones y millones de personas viven con la falsa actitud de ser amantes. Creen que aman, pero se trata sólo de su creencia.
El amor es un florecimiento raro. A veces, sucede. Es raro porque sólo puede producirse cuando no hay temor; nunca antes. Esto quiere decir que el amor puede ocurrirle sólo a alguien profundamente espiritual, a alguien religioso. El sexo es posible para todos; el conocimiento es posible para todos. Pero no el amor.
Cuando no tienes miedo, no hay nada que ocultar. Entonces, puedes estar abierto, puedes retirar todas las fronteras y puedes invitar al otro a entrar hasta tu centro mismo. Y recuerda: si permites que alguien penetre en ti tan profundamente, el otro te dejará penetrar en él o en ella pues, cuando le abres la puerta a alguien, se genera confianza.
Cuando no tienes miedo, el otro pierde los temores. En tu amor, siempre hay miedo. El marido teme a la esposa, y la esposa le teme al marido. Los amantes siempre están temerosos. Entonces, no se trata del amor, es sólo un acuerdo entre dos personas temerosas que dependen la una de la otra, peleando, explotando, manejando, controlando, dominando, poseyendo. Pero no es el amor.
El amor es difícil. Es necesario deshacerse del miedo. Y esto es lo extraño: que estás tan asustado y no tienes nada que perder.
Kabir dijo en alguna parte: "Analizo a la gente. Están muy asustados, pero no llego a entender por qué, dado que no tienen nada que perder."
Dice Kabir: "Son como alguien que está desnudo, pero que nunca toma un baño en el río, porque le da miedo: ¿dónde secará su ropa? Ésta es la situación en la que te encuentras: estás desnudo, sin ropa, pero siempre te preocupas por la ropa."
¿Qué tienes para perder? Nada. Este cuerpo te será arrebatado por la muerte.
Antes de que la muerte te lo quite, bríndalo al amor. Todo lo que tengas te será quitado por la muerte. Antes de que te lo saquen, ¿por qué no compartirlo? Es la única manera de poseerlo. Si eres capaz de compartir y de dar, eres el maestro. Te lo van a quitar. No hay nada que puedas retener para siempre. La muerte lo destruirá todo.
Entonces, si me sigues bien, la lucha es entre la muerte y el amor. Si puedes dar, no habrá muerte. Antes de que puedan quitarte algo, ya lo has brindado, habrás hecho un regalo.
No puede haber muerte. Para un amante, no hay muerte. Para alguien que no es amante, cada momento es muerte, porque en todo momento algo le es arrebatado. El cuerpo va desapareciendo, y él pierde en cada instante. Y luego llegará la muerte y todo será aniquilado.
¿Qué es el temor? ¿Por qué estás tan asustado? Aunque todo se sepa de ti y seas como un libro abierto, ¿por qué temer? ¿Cómo puede hacerte mal?
Sólo falsas concepciones, sólo condicionamientos sociales: que tienes que esconder cosas, que tienes que protegerte, que tienes que tener una actitud constantemente hostil, que todos son enemigos, que todo el mundo está en contra de ti.
¡Nadie está en contra de ti! Aun cuando sientas que alguien está en contra de ti, tampoco lo está, pues todas las personas se preocupan por sí mismas, no por ti. No hay nada que temer. Tienes que descubrir esto antes de que pueda aparecer una relación auténtica. No hay nada que temer.
Medita acerca de ello. Y, después, permite que el otro entre en ti, invítalo. No crees barreras en ninguna parte; vuélvete un pasadizo siempre abierto, sin cerraduras, sin puertas, sin puertas cerradas. Así, el amor se hace posible.
Cuando se reúnen dos centros, hay amor. El amor es un fenómeno químico; igual que cuando se unen el hidrógeno y el oxígeno, y se crea algo nuevo: el agua. Puedes tener hidrógeno, puedes tener oxígeno pero, si tienes sed, no te servirán de nada. Puedes tener todo el oxígeno que quieras, todo el hidrógeno que quieras, pero la sed no se te pasará.
Cuando se reúnen dos centros, se crea algo nuevo. Eso nuevo es el amor. Es igual al agua. La sed de muchas, muchas vidas, se satisface. De repente, te pones contento. Ése es un índice visible del amor: te pones contento, como si hubieras conseguido todo. No hay nada que lograr ahora; has alcanzado el objetivo. No hay más objetivos, el destino se ha cumplido. La semilla se ha transformado en flor: su florecimiento fue completo.
Un contento profundo es el signo visible del amor. Cada vez que una persona está enamorada, está profundamente contenta. El amor no se puede ver sino a través del contento, la profunda satisfacción que lo rodea... su misma respiración, cada uno de sus movimientos, su existencia misma: alegre.
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