Una decisión es positiva cuando proviene de la vida. Es negativa cuando viene sólo de la mente, ya que nunca es decisiva; es siempre un conflicto. Las alternativas permanecen abiertas y la mente continúa moviéndose todo el tiempo de un lado a otro. Así es como la mente crea conflicto.
El cuerpo está siempre aquí y ahora y la mente no; ese es el conflicto. Tú respiras aquí y ahora; no puedes respirar mañana ni respirar ayer. Tienes que respirar en este momento. No obstante, puedes pensar en mañana y pensar en ayer. Entonces el cuerpo permanece en el presente y la mente brinca continuamente entre el pasado y el futuro. Hay una separación entre el cuerpo y la mente. El cuerpo está en el presente y la mente nunca está en él; nunca se encuentran, nunca se cruzan. Por esa separación surgen la ansiedad, la angustia y la tensión; esa tensión es preocupación.
La mente tiene que ser llevada al presente, pues no existe otro momento. Entonces, siempre que comiences a pensar demasiado en el futuro o en el pasado, sólo relájate y presta atención a tu respiración. Todos los días, durante una hora al menos, simplemente siéntate en una silla, relajado, ponte cómodo y cierra los ojos. Observa tu respiración. No la cambies; sólo mira, observa. Al hacerlo se irá volviendo más y más y más lenta. Si normalmente respiras ocho veces por minuto, empezarás a respirar seis veces, luego cinco, cuatro, tres y luego dos. Después de unas dos o tres semanas estarás respirando una vez por minuto. Cuando llegas a esto, la mente se acerca al cuerpo.
Con esta pequeña meditación llega un momento en que la respiración se detiene durante algunos minutos. Pasan tres o cuatro minutos y luego respiras. Entonces estarás en sintonía con el cuerpo y por primera vez sabrás qué es el presente. De otra forma es sólo una palabra; la mente nunca lo ha conocido ni experimentado. Conoce el pasado y conoce el futuro, así que cuando hablas del “presente”, la mente entiende algo entre pasado y futuro, algo en medio, pero la mente no lo ha experimentado.
Entonces, durante veinticuatro días, por una hora diaria, relájate con la respiración y déjala ser; ella fluye automáticamente. Cuando caminas respiras automáticamente. Muy, muy lentamente, habrá huecos, y esos huecos te darán la primera experiencia del presente. A partir de esos veinticuatro, veinticinco días, de pronto surgirá una decisión.
Es indiferente qué decisión surja. Lo más importante es de dónde venga no “qué”, es sino “de dónde” viene. Si viene de la cabeza traerá disgustos, pero si surge de tu totalidad jamás te arrepentirás ni por un momento. Una persona que vive en el presente no conoce el arrepentimiento; nunca mira hacia atrás. No cambia su pasado y sus memorias y no prepara su futuro.
Una decisión desde la mente no es algo placentero. La misma palabra “decisión” significa de-cisión: te separa. No es una palabra positiva. Simplemente significa que te separa de la realidad. La mente te separa continuamente de la realidad.
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